martes, 9 de agosto de 2016

9 Agosto Teóricamente Friburgo pero en los alrededores más bien






Anoche hicimos un Picnic con Juan Carlos y Eli que vinieron a vernos a nuestro idílico retiro en el Balneario. Nos bebimos todas las existencias más una pócima que le gusta a Charly que es del estilo del Jagermeister pero de novena división. Se nos hizo de noche charlando y la seguimos en la terraza del hotel nosotros tres mientras ellas se fueron a un “no sé donde”, apartaditas de nosotros para hablar de sus cosas.


                                   Esperando la llegada de los invistados en la terraza del Eden Hotel



                             En plenos picnic

Hoy después del Grossen Desayunen que ofrecen en el hotel nos hemos adentrado en la profunda Selva Negra con primera parada en Sankt Peter, pueblo con una abadía benedictina barroca del siglo XVIII que fue secularizada en 1803 y que es una exageración en cuanto a los dorados existentes. Los domingos se presentan conciertos de órgano con artistas internacionales. Hoy no era domingo por desgracia.




Seguimos hacia el lago Titisee. El camino está jalonado de montañas, pinos, alerces, prados de un verde hiriente, vacas pastando en laderas imposibles por su pronunciada pendiente y bruma. Hoy el clima no estuvo a la altura esperada. Nubes y lluvia nos acompañaron de forma intermitente hasta ya muy mediada la tarde.




Para encontrar el lago hemos dado muchas vueltas y giros sobre nuestras rodadas ya que los carteles anunciadores en alemán, nos nos ayudaban mucho. Como se acerba la hora de comer hemos parado, comido y al mismo tiempo preguntado como llegar a la orilla.
De la comida mejor ni hablar. Sopa de cebolla aceitosa y salada por el exceso de cubito de glutamato monosódico y salchichas con patas y bacón. En el restaurante  estaba  un gallego parlanchín cerveceando y que lleva por estos y otros lares desde 1965. Nos contó que en el verano del 70 estuvo en Foyos ( pueblo al lado de Valencia) trabajando y que se acordaba mucho de Pilarín. No hemos aclarado quien es Pilarín ni porque la recordaba. Habla 5 idiomas y con 75 años a la espalda bebe alegremente. Nos ha dado su tarjeta de visita que consiste en su nombre y dirección impresos en papel de estraza con un tampón y el teléfono escrito a máquina de escribir mecánica, ni a IBM eléctrica llegaba.



El lago muy bonito, de origen glaciar y que se hiela en invierno debería haber sido azul intenso pero como el día estaba nublado nos ha tocado la versión Noire…es decir negro , negro , negro.
Sentados en un café de madera al estilo de la zona nos hemos deleitado con un cafetito caliente y una tarta de manzana.
Mañana a Basilea.



No hay comentarios:

Publicar un comentario