martes, 2 de agosto de 2016

31 de Julio Heidelberg




A instancias de Pablito y por probar otro medio de locomoción, esta vez iremos al centro en bus. Mientras tratamos de ver que parada es la correcta, en un domingo de calles solitarias, se acerca un latino y nos indica la parada. Pablo dice que no, que la buena es la de enfrente. Claudia, con muy buen criterio, hace constar que la sapiencia del local será mayor a la del foráneo…………Pues no.
Nos tocó el pendejo con iniciativa del barrio. Mientras escribo esto llevamos 40 min. de ver las afueras de la ciudad, sabemos que tarde o temprano llegaremos a donde queremos ir, pero la pregunta es ¿Qué tan tarde?



Una rubita que ve que Pablo le da vueltas la mapa como poseído por la fiebre del explorador perdido nos da conversación y nos indica que hemos tomado la variante del bus circunvalación, así que estamos dándole la vuelta a la ciudad. Profesora de español y lo habla tan bien que pensamos que es argentina y es que pasó 6 meses allá hace ya 3 años. Cuenta que ahora está aprendiendo a perder el vos y la eyyye.
Ella se baja y sube un muchacho joven que también se enrolla y es Quebequense, filólogo, hijo de boliviana e italiano y dominante del Español, Italiano, francés, inglés, latín, estaba por acá estudiando filología alemana. Cuando me encuentro con estos especímenes me da la sensación de haber perdido miserablemente el tiempo a lo largo de mi vida.


                                                             Biblioteca de la Universidad



 Finalmente llegamos a destino, solo nos ha tomado 75 min de más, pero nadie nos puede quitar el conocimiento adquirido en aledaños de ciudades alemanas de menos de 200,000 habitantes.
Queremos subir al castillo y encontramos la calle que nos lleva al funicular cortada por una carrera ciclista y además hemos asistido a la histeria imperante en los voluntarios que con pitos y gritos trataban de impedir que cruzaran los asombrados ciudadanos y turistas que se iban congregando en las esquinas.
Como la carrera parecía interminable nos vamos a ver la universidad, incluyendo la biblioteca, el aula magna, un museíto con la historia de esta institución así como curiosidades del estilo del alto número de premios nobeles relacionados con la universidad, entre ellos Severo Ochoa, o como el nobel descubridor de los rayos catódicos, Lemand, antisemita él, defendía que la teoría atómica era un invento judío que y que posibilidad de obtener una bomba atómica era a su vez una estupidez. Hitler le creyó.


Aula Magna conocida como Alte Aula


Detalle del techo de la Alte Aula

Entre 1823 y 1914, los estudiantes que soltaban cerdos por la ciudad, se emborrachaban de forma irreverente o se batían en duelo, eran encerrados en la cárcel de estudiantes, edificio conectado con la universidad y donde los dos primeros días estaban a pan y agua. Parece ser que una forma de demostrar su hombría era ser encerrado un tiempo.


                                                          Celda de prisión de estudiantes


                    Otra celda. Todas las paredes pintadas con nombres y fechas de los "facinerosos"

          
                               Habitación común pero al mismo tiempo la mas íntima

Hasta ahora la comida no está a la altura de lo esperado.
Por fin subimos al castillo.
Bastante roto y de nuevo rodeados por ingentes cantidades de turistas. Verano en Europa = Semana Santa en Acapulco. Tiene un sorprendente museo de farmacia y farmacopea, con historia desde la época de los griegos hasta mediados del siglo XX.

En la bodega del castillo hay un tonel de 8 m de diámetro x 8 de largo, lo que da según mis cálculos 402,000 l. de vino. ¡¡¡¡ Ay cuanta fiestas se podrían hacer con tanto alcohol !!!!
 





                                 La ciudad vista desde el castillo


                                                          Don Pablo estudiando aténtamente un menú en aleman



                          El exceso de olfato lo lleva a fruncir el ceño desde hace siglos




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