viernes, 19 de agosto de 2016

Día 12 y 13 Avigñon y fin







Nueve horas de coche para 650 Km. Teníamos la opción de viajar por autopistas francesas o  por las neutrales suizas. Ya que habíamos comprado, nada más entrar al país, el derecho a circular por las carreteras suizas, nos disponemos a recorrer gran parte de su territorio hasta cruzar la frontera a la altura de Annecy. Casi  400 Km “gratis” pero con gran carga vehicular sobre todo en las cercanías de las ciudades por las que transcurre la etapa, Berna, Lausana y Ginebra. Ya una vez en territorio franco, la espesura del tráfico no decrece. Teorías:
Que si es por que es verano, que si es porque es viernes, que si es porque es quincena, igualito al DF, perdón, CDMX.
Del paisaje no nos podemos quejar, hemos viajado paralelos a los Alpes, esa mastodóntica cadena de picos con nieves perpetuas, paisaje muy verde y una luz preciosa que nos dejaba boquiabiertos. Una vez los hemos dejado atrás, los hemos cambiado por el Macizo Central.
Una enorme pared rocosa nos ha vigilado por una buena porción de kilómetros, y por fín la meta del día Aviñon, la ciudad de los Papas  y sede del cisma de Occidente momento en el que hasta 3 Papas se disputaban el poder eclesiástico , siempre apoyados por potencias antagónicas, entre 1378 y 1417.


                     Homenaje a Pablito y Claudia por tenerme la paciencia requerida para compartir un viaje conmigo




Por consejo de un empleado del Ibis, vamos a cenar al restaurante Le Quai, con un emplazamiento espléndido entre el Ródano y la muralla que rodea todo el casco antiguo.
Tenemos suerte con el camarero que además de diligente y servicial sabe un cuasi perfecto español. Y nos deleitamos con unas ostras y mas maravillas de la cocina francesa.

 

Un paseo nocturno nos sirve para pasear la cena y tomar contacto con esta ciudad cargada de tanta historia.
La ciudad es un dédalo de calles muy estrechas y curvilíneas que la hacen muy difícil de seguir en el plano, por suerte no es muy grande y el sentido de la orientación todavía persiste pese a las dos botellas de vino fresquito que nos hemos pimplado para ayudarnos a engullir las viandas.


                                                  Río Ródano


                             Le Pont de Avignon ( Puente a ninguna parte, se termina en mitad del río)



El palacio Papal, enormes dependencias donde los líderes de la iglesia vivían con todo el lujo disponible en aquellos siglos, se mantiene en perfecto estado. Algunas de sus capillas y recámaras todavía mantienen los ricos frescos  que ornaba las paredes.
Detalle de la humildad que siempre a caracterizado a los dirigentes de la secta católica:
El papa oía misa sentado sobre un trono, cubierto con un dosel de oro, separado del resto de mortales, los cuales si formaban parte del equipo de gobierno se sentaban en las primeras filas.
Una reja separaba a los siguientes estamentos que escuchaban la misa de pie sin derecho de asiento.
Con la entrada va incluida una audioguía. Es curioso ver a cientos de personas pasear por las amplias salas, con la vista perdida a lo zombi y con un aparato pegado a la oreja.


                                                                       Palacio Papal







Hay mucho que ver en esta ciudad pero estamos saturados después de 19 días así que la tarde Pablo y yo la descansamos y Eva  y Claudia se van de tiendas.
Mañana última etapa entre esta ciudad y Valencia, un poco mas larga que la de hoy, 774 Km y hasta aquí el viajee del verano. Quedamos a la espera del viaje  en bicicleta por la Ribera del Duero a su paso por la provincia de Soria y que será a mediados de Septiembre.


                                           Murallas que rodean el perimetro de la ciudad







jueves, 11 de agosto de 2016

11 Agosto Basilea o no exactamente Basilea






Preparándonos para nuestro día de museos basilei-anos y mientras buscaba las direcciones de los más famosos museos de la ciudad, Historia del alto Rin, Arte Moderno, Etnología, me topo en trip advisor un museo desconocido Vitra Campus Museum, en la ciudad de Weil am Rhein, Alemania y a tan solo 15 Km de Basilea. Nos ha cautivado el concepto. Fábrica de muebles muy modernos de diseño y que en sus terrenos fabriles y en colaboración con grandes arquitectos del momento ha montado una zona de ocio y esparcimiento. El museo del diseño es un edificio de los suizos Herzog & Demeuron, también hay trabajos de canadiense Frank Gehry , Zaha Hadid, Nicholas Grimshau, Tadao Ando y Álvaro Siza.


                                                             Los percheros y lockers




La primera exposición es sobre los muebles que diseñan o han diseñado afamados creadores para Vitra. Ya el edificio es una locura arquitectónica y dentro uno se siente como en un IKEA de calidad excepcional. Todo se puede tocar, todo se puede probar y todo se puede fotografiar. No hay noes. Se ven ambientes montados de oficinas, salas de estar, comedores. Se jactan de hacer muebles de alta durabilidad y hay una exposición de una silla pasando un test de fuerza que lo sufre 6 millones de veces al año y desde el 2011 lleva ya a sus espaldas 35 millones de test que equivale a un uso de más de 300 años y ahí sigue, impertérrita. 







Algunos de los diseñadores que han trabajado para Vitra y que exponen aquí son:
Alvar Aalto, finlandés, Jean Prouve, francés, Alexander Girard y los más importantes, la pareja formada por Charles & Ray Eames
Para cuando terminamos esta primera parte ya habían pasado 3 horas y muertos de hambre nos vamos a reponer fuerzas a la cafetería.
El segundo museo, diseño arquitectónico de Frank Ghery alberga exposiciones temporales. Desde Marzo y hasta mediados del 17, se la dedican al excepcional diseñador Alexander Girard, americano de raíces italianas y que diseño desde interiores para viviendas, bares, restaurantes y textiles. En su afán por inventar, imaginó y concibió  un país imaginario, La república FIFE, diseñando sus mapas, banderas, monedas, billetes, su idioma etc. 










El tercer museo exhibe la colección de objetos de diseño de Vitra de más de 8000 sillas comenzando en el siglo XVIII hasta la actualidad y 1000 lámparas.


                      
                                                      Espermatozoide luminoso


                                                   Nube lámpara

En total hemos disfrutado más de 6 horas y media

El reloj giratorio tiene asociado un tobogán que hace se te suba el estómago a la boca y de ello es testigo la intrépida Eva, que al grito de uuuyuyuy!!!!! se ha lanzado al vacio.








miércoles, 10 de agosto de 2016

10 Agosto Basilea






Estamos en una esquina de Europa donde se juntan 3 países, Alemania, Francia y Suiza, al punto que la ciudad de Colmar, Friburgo y Basilea comparten el mismo aeropuerto.
Salimos del Balneario en Alemania y tan solo nos separaban 55 Km de Basilea, mismos que hemos hecho en tan solo 45 minutos de conducción por una autopista a 90 Km/h por aquello de hacer tiempo ya que nos esperaban a las 11:30 y aun así llegamos casi tres cuartos de hora antes de lo previsto. Al pasar la frontera nos han pegado una calcomanía para ir por todas las autopistas suizas durante un año por 40 €, lo cual es un monto muy asequible ya que solo los 500 km que hay de Valencia a la frontera cuestan 36€.



Cuando llegamos limpiaban el apartamentito así que dejamos el equipaje y nos soltamos a caminar. Estamos en un barrio llamado Binningem a solo 2300m del centro. La corta distancia nos invitaba a pasear y eso hemos hecho. Nos ha llamado la atención que la ciudad no se veía muy limpia ni para los estándares alemanes ni franceses.
Pensamos que serían las afueras pero al llegar al centro detectamos mucha colilla, envases, envoltorios y papeles.
Una vez en el centro y cuando íbamos hacia la catedral, pareciera que uno no ha estado en una ciudad si no se traga un par de edificios pertenecientes a la secta, y dado que el hambre ya comenzaba a hacerse presente, nos hemos ido fijando en restaurantes. Estábamos asombrados a la par que escandalizados por los precios de la comida. A modo de ejemplo:
Pizzas individuales empezaban en 16€ y podían llegar a los 28€.
Plato de pollo con champiñones 38€
A Eva se le iluminaron los ojos al ver un restaurante mexicano, luego montó en cólera al ver que por una ración de quesadillas pedían 26€ y que por las carnitas de puerco en chile guajillo tan solo querían 36€.

 
             
                                                     Techo de la catedral

Aunque se aceptan los € en cualquier lado, siempre estás en sus manos en cuanto al tipo de cambio se refiere por lo que optamos por entrar a estas instituciones suizas donde se adora al Dios dinero para utilizar un cajero. Cambiamos 300 Fr, y nos dieron billetes de 100 así que traspasamos el atrio del templo del becerro de oro y constatamos el lujo imperante. Un empleado cada 50 m2. Nos dirigimos a la más próxima y  cuando le pedimos cambio, nos sonrió de forma candorosa y nos invito a seguirla hasta otro cajero. Allí metió una tarjeta nos indicó que metiéramos nuestros tres billetes, y en un plis plas ya teníamos 15 billetitos de 20 Fr.
Se despidió con otra sonrisa de serafín de Miguel Ángel y continuamos periplo.


                                                       Un vitral en B&N

A destacar que la catedral está a orillas del Rin y construida toda de piedra arenisca roja pero lo que más nos ha llamado la atención es una exposición que tienen sobre la Biblia y su historia la cual estaba toda en idioma alemán, el imperante en este cantón. Ni francés ni inglés, pero eso si………los cepillos para recolectar dádivas están en los 3 idiomas.
Para cruzar el río hay un sistema curioso donde no se utiliza ni motor ni fuerza humana.
La barca esta enganchada a un cable que atraviesa el río de orilla a orilla y la fuerza de la corriente y la pericia del barquero hacen el resto.


Hemos comido en el comedor para empleados del Credit Suiss un plato indonesio y una ensalada por tan solo 17€
Como última parada de nuestro deambular nos hemos topado con la dudosa estética del ayuntamiento. Bien podría estar en Disneyworld y nadie notaría la diferencia.






La ciudad tiene un sistema de tranvías excepcional, pasan con mucha frecuencia y por una distancia de 4 paradas cobran 2,20 Fr. Por una parada mas que es lo que nosotros necesitábamos había que pagar 3,60, a instancias de Pablo hemos comprado el más barato y hemos viajado una parada “gratis”.

                                  A punto de cometer la fechoría y abajo nuestro pisito